me la dejó a mí para que la usase cuando fue a bañarse aquella vez.
LA CAÑA DE PESCAR DEL AHOGADO
Al principio no la quería usar. Luego pensé, no, me revelará secretos y me dará suerte que es lo que entonces necesitaba. Además, me la dejó a mí para que la usase cuando fue a bañarse aquella vez. Inmediatamente después, conocí a dos mujeres. Una adoraba la ópera y la otra era una borracha que había pasado un tiempo en la cárcel. Ligué con una y empecé a beber y a reñir sin parar. ¡El modo en que esta mujer podía cantar y seguir bebiendo! Fuimos directamente al fondo.